Pasamos un tercio de nuestra vida durmiendo, por lo que nuestro colchón tiene que ser el modelo correcto para disfrutar de ese descanso.  Hay creencias extendidas, que dicen que cuanto más duro y caro, mejor será el colchón, pero eso no tiene por qué ser así, ya que depende de cada persona y sus características.

Lo primero que hay que tener en cuenta es la postura que adoptamos a la hora de dormir. Las personas que duermen  de lado, deberán elegir un colchón más blando que las personas que duermen tumbados hacia arriba o hacia abajo, ya que estos últimos deberán elegir un colchón más duro y firme. Los primeros conseguirán no crear puntos de presión innecesarios en las articulaciones.

El peso y la altura también afectan, cuanto más peso y  altura tenga una persona más duro debe ser el colchón, ya que si es muy blando corren el riesgo de que este se deforme en poco tiempo.

Hay una amplia gama de colchones en el mercado, como pueden ser los viscoelásticos, los de muelles, de látex o combinados viscoelástica más muelles, gel, etc. Pero si nos situamos en la gama más alta de colchones, no habrá mucha diferencia de calidad entre ellos, simplemente será el que mejor se adapte a nuestras posibilidades tanto físicas como económicas.

Una vez cambiado el colchón viejo por uno nuevo, el cuerpo puede tardar unas semanas en adaptarse, pasado este tiempo empezará a acomodarse en el nuevo colchón, esto se debe las costumbres que adopta nuestro cuerpo después de tanto tiempo con el mismo colchón.

El colchón no debería mantenerse más de 10 años, ya que pasado este tiempo, puede perder muchas de sus propiedades y esto nos puede afectar a la salud, con dolores cervicales, lumbares… además puede incrementar los ronquidos y dificultar el descanso en general.

Puede que existan diferencias en la pareja a la hora de elegir un colchón. Uno puede tener unas características físicas diferentes al otro, en este caso existen los colchones de dos lechos, que hacen que cada uno tenga su parte de la cama, sin depender del peso, la altura o los movimientos del compañero de cama.

Por último, en el caso de las personas mayores o enfermas que pasan muchas horas en la cama, se debe elegir un colchón firme, ya que uno blando, hará que a la persona le cueste más realizar movimientos y ello provocará que le aparezcan llagas al estar tanto tiempo sin moverse.

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